Más allá del reconocimiento inmediato y la proyección mediática que reciben, es pertinente cuestionar si las obras premiadas trascienden su momento histórico y si realmente desafían los cánones establecidos para ser consideradas clásicos perdurables.
Este artículo pertenece a una serie de dos piezas publicados en coordinación y colaboración con Revista Altisonante. El otro artículo es Mañana tendremos otra literatura: implicaciones del Premio Alfaguara de novela.
Esta semana se dio a conocer que Arderá el viento, del escritor argentino Guillermo Saccomanno, ha sido galardonada con el Premio Alfaguara de Novela 2025. No hay duda de que un anuncio de esa naturaleza es siempre una ocasión feliz y constituye una invitación casi irresistible para esperar a que la obra premiada esté disponible para ir a disfrutar de su lectura. Esa es la misión que cumplen las editoriales al organizar estos certámenes.
En específico, esta es la misión que cumple Alfaguara al convocar obras originales en español, para darles la máxima exposición y proyección comercial. Reiteramos: es la función que desempeñan estos prestigiosos galardones en el panorama literario actual.
Un vistazo a las obras galardonadas
Desde su reanudación en 1998, el Premio Alfaguara ha distinguido anualmente a una nueva novelas que han gozado de un éxito comercial y reconocimiento crítico desigual.
Por ejemplo, Cien cuyes de Gustavo Rodríguez, ganadora en 2023, ha sido bien recibida por los lectores y se ha traducido a varios idiomas, incluyendo francés, inglés e italiano, resultante de los contratos y convenios comerciales que Penguin Random House (sombrilla de Alfaguara) celebra con su poderío internacional. Pero bueno, podríamos decir que esta valoración es muy apresurada, porque estamos hablando del premio concedido hace un par de años.
Asimismo, Los abismos de Pilar Quintana, premiada en 2021, ha sido aclamada por la crítica y ha captado la atención de editores internacionales.
Al menos esto es lo que encontramos en el sitio web oficial del Premio Alfaguara.
¿Pero qué dicen las ventas? No las de la novedad editorial, que siempre son notables, sino las de largo aliento. O sea, ¿cómo va el long-selling?
Más aún: ¿cuántas de estas obras han logrado consolidarse como referentes literarios que desafían y redefinen los cánones. Todas ellas han alcanzado notoriedad y se han traducido a muchos idiomas, pero ¿cuántas han sido objeto de estudios académicos profundos o se han establecido como modelos estéticos en la literatura contemporánea?
La literatura en español en el maremágnum anglo y europeo
Es evidente que editoriales como Alfaguara, que pertenecen a grandes conglomerados internacionales, tienen la capacidad y los derechos de distribuir traducciones de obras angloamericanas y europeas en el mercado hispanoamericano con gran eficacia. Sin embargo, el flujo inverso es notablemente limitado. La literatura en español enfrenta barreras significativas para penetrar en los mercados anglosajones y europeos. La proyección global de las nuevas letras hispanas es casi nula, y siempre pasa por la aduana paternalista de los departamentos de estudios latinoamericanos de las universidades anglosajonas.
Esta disparidad no solo refleja una cuestión de mercado, sino también una jerarquía cultural que privilegia ciertas literaturas sobre otras. Las obras en español, incluso las galardonadas con premios prestigiosos, a menudo no reciben la misma atención ni esfuerzo de traducción que sus contrapartes anglosajonas. Así se perpetúa una dinámica de desigualdad en la circulación literaria global.
El otro extremo: sobreoferta y estandarización deficiente
Por otro lado, nos enfrentamos a un fenómeno igualmente preocupante: la sobreoferta de obras literarias que, a pesar de pasar por procesos editoriales estandarizados, terminan presentando numerosos descuidos y falencias en lo estrictamente literario, así como en aspectos fundamentales del proceso editorial, como la corrección de estilo, el diseño y el cuidado editorial en general. La obsesión por competir en el mercado ha llevado a muchas editoriales a imponer deadlines imposibles, lo que genera apremio y la eliminación de pasos esenciales en la producción de un libro.
Este fenómeno pone en entredicho la creencia de que la publicación a través de sellos transnacionales garantiza una mayor calidad frente a la producción en editoriales independientes o incluso la autopublicación. Ejemplos como el libro que Lorena Amkie publicó por sus propios fueros, con una calidad literaria y editorial notablemente superior a sus narrativas publicadas por editoriales transnacionales, evidencian que los esquemas alternativos de publicación sí pueden ofrecer productos igual o más sólidos que los tradicionales.
Lo literario en los premios literarios
Ante este panorama, es crucial cuestionar el proceso de selección y los criterios que rigen la concesión de estos premios. ¿Realmente se busca reconocer obras que aporten innovaciones estéticas y que tengan el potencial de convertirse en clásicos, o se priorizan aquellas que afirman las tendencias comerciales y a los gustos predominantes del mercado?
La concentración de decisiones en comités reducidos, a menudo compuestos por figuras establecidas en el ámbito literario, puede limitar la diversidad de perspectivas y favorecer una visión homogénea de lo que se considera valioso en la literatura. Este enfoque puede excluir voces emergentes y propuestas innovadoras que, aunque no encajen en los moldes tradicionales, podrían enriquecer el panorama literario y ofrecer nuevas direcciones estéticas.
Hacia una mayor apertura y diversidad en el reconocimiento literario
Es imperativo replantear la manera en que se identifican y promueven los talentos literarios. En lugar de depender exclusivamente de premios otorgados por élites culturales, se debería fomentar una mayor inclusión de diversas voces y perspectivas en los procesos de selección. Esto podría implicar la ampliación de los jurados para incluir a lectores comunes, críticos de diferentes orígenes y profesionales de diversas disciplinas, así como la consideración de obras publicadas en plataformas independientes o autopublicadas que a menudo quedan al margen de los circuitos tradicionales.
Además, es esencial promover políticas que faciliten la traducción y difusión de obras en español en mercados internacionales, equilibrando el flujo literario y asegurando que las voces hispanohablantes tengan la oportunidad de ser escuchadas y valoradas globalmente.
Ser o no ser. El dilema de la literatura premiada
Si bien premios como el Alfaguara desempeñan un papel importante en la promoción de la literatura en español, es necesario cuestionar su impacto a largo plazo y su capacidad para reconocer obras que verdaderamente trasciendan su época y desafíen los cánones establecidos. ¿Estamos ante verdaderas obras maestras o ante productos diseñados para el consumo inmediato? ¿Cuántas grandes voces quedarán en el anonimato por nunca tener esa puerta abierta?
Solo a través de una reflexión crítica y una apertura hacia la diversidad podremos asegurar que la literatura continúe evolucionando y enriqueciendo nuestra comprensión del mundo.
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